Ilustración, ambiente cultural y el Neoclasicismo

      El neoclásico o historicismo clásico, como se le ha bautizado, responde a una unidad cultural muy estrecha entre los conceptos científicos y la vida social, económica y cultural del siglo en que nació. 
Se conoce como la Ilustración al movimiento filosófico imperante durante todo el siglo XVIII como una posición que pretende resolver todos los problemas naturales y sociales por medio de la razón y la experimentación. Esta actitud se alentaba por un concepto optimista de las relaciones humanas, de la posibilidad del conocimiento puesto al alcance del hombre, y estuvo ligada tanto al campo social como al de la ciencia. 
     En efecto, en el campo de la cosmología, las leyes de gravitación universal de Newton (1643-1727) que explican el movimiento del cosmos, responden a una simple ley motora que establece una armonía y un equilibrio que escapaba ante la aparente complejidad del movimiento de los cuerpos celestes. 
     "Entonces se empezó a mirar a Dios como primer motor que en cierto modo contemplaba el proceso del cosmos; pues el mundo, una vez puesto en curso, se movía armónicamente. Se empezaron a buscar leyes armónicas en todas partes y se creía encontrarlas en todos los campos. De este modo, la economía que había sido levantada por el Estado, pero también agarrotada, fue considerada como una presunta economía armónica".
     De una manera semejante y coincidente, en campos totalmente distintos como la política de las naciones y quizá como un anhelo acariciado de paz, Inglaterra surgió como rectora de una política de estabilidad, que propugna ese equilibrio entre las potencias europeas maniobrando hábilmente las alianzas de tal manera de hacer contrapeso a las potencias continentales que pudieran provocar la alteración de la paz. Este equilibrio -finalmente no alcanzado- daba la esperanza de respirar en un clima de tranquilidad que alejaría los temores de la guerra. 
     En este mismo sentido, los enciclopedistas (Rousseau, Diderot, etc.) que propugnan la hermandad universal, formulan la teoría del equilibrio entre el altruismo y el egoísmo de la persona humana. Serían ellos los que alentaran la libertad del pensamiento y la igualdad política como un medio para lograr... la felicidad de la sociedad. 
     Es por tanto concluyente observar que en los diversos campos de la cultura y de las relaciones humanas, se llega... a la concepción de la armonía y del equilibrio como principios comunes a todas ellas. 
     En este clima cultural de una visión armónica y equilibrada del hombre, de los fenómenos de la naturaleza, de la calma religiosa y de sus relaciones sociales, no cabía ya la expresión dinámica, tumultuosa a veces, del barroco y del rococó imperantes en siglos anteriores. El lenguaje formal del barroco, nacido de una visión de la contrarreforma religiosa, de la tensión de las guerras de religión y de una monarquía absoluta y superficial, no podía seguir siendo la expresión de una época nueva, que aspiraba a respirar una atmósfera racional y tranquila.

Antecedentes de Arte Neoclásico

-Se inician las excavaciones en Herculano y Pompeya (ciudades sepultadas por cenizas en el siglo primero d.C.) y con ello se inicia la disciplina de la arqueología y se tienen noticias objetivas del arte romano, precisamente del siglo que vivió Vitruvio, el primer tratadista de arquitectura, y se conocen en vivo las pinturas y mosaicos romanos. 
-Aparece por primera vez, con los libros de Winckelmann (1764), lo que hoy llamamos "la crítica de arte", es decir, una apreciación comparativa de las expresiones artísticas de la antigüedad grecorromana. Paralelamente aparecen los escritos de Stuart y Revett sobre las "antigüedades de Atenas" y otros de este tipo de los hermanos Adam, Dumont, Soufflot, etc.
-Es de particular importancia la obra monumental de grabados del arquitecto Piranesi (1769), obra que no sólo muestra las excelencias del arte clásico y renacentista sino que ensaya composiciones grandiosas con elementos clásicos. 
-Un nuevo concepto de la "Historia" como evolución de los fenómenos humanos, confiere otra perspectiva del desarrollo histórico. La fundación, por Blondel, de la cátedra de historia de la arquitectura plantea por primera vez el estudio analítico de los estilos, particularmente los de los tiempos clásicos. 
-La fundación de las Academias de Arte.

     Estas aportaciones de información, que se vierten en Europa en la segunda mitad del siglo XVIII, provocan un verdadero entusiasmo entre los artistas de la época por todo lo que sea el mundo greco-romano y suscriben a ciegas la frase de Winckelmann sobre el arte clásico: "Noble sencillez y callada grandeza." 

El Neoclásico, reformas en el arte

     El movimiento de la ilustración encendió la luz del raciocinio. La mentalidad racional, lógica y equilibrada de esta corriente, encontró en este clima cultural de una visión armónica y equilibrada del hombre a finales del siglo XVIII y principios del XIX su expresión plástica en un lenguaje artístico, el del Neoclásico, que en el nombre lleva el significado de su espíritu: la renovación del arte clásico, el cual responde a una unidad cultural muy estrecha entre los conceptos científicos y la vida social, económica y cultural. 
     En el arte de la Ilustración cambiaron tanto los temas como las formas, la sencillez, la claridad y la fuerza de sus líneas se apegaban a los principios de la era de la razón.
Evocando al mundo grecorromano y al Renacimiento, esta corriente volvió a los orígenes del arte occidental para contraponer su meditada elegancia y sobriedad al caprichoso y exuberante adorno del Barroco. 
     Las composiciones simétricas y equilibradas sustituyeron a las movidas y violentas formas de la época anterior. El arte en todas su manifestaciones se tornó más sobrio, cambió sus violentos claroscuros y líneas curvas por una luz clara de distribución homogénea y por líneas predominantemente rectas.
     "En el campo de la arquitectura, la adopción del neoclasicismo supuso cambios sustanciales con relación al barroco, por ejemplo: una sustentación geométrica fácilmente discernible en el diseño del edificio, su estructuración en cuerpos deslindados, una sobria ornamentación a la que no se permitía invadir ni ocultar los elementos sustentantes y sustentados, los cuales aparecen articulados en ritmos simples y claros. Todo ello se prestaba singularmente para objetivar el carácter racional y práctico, a la vez que erudito, del espíritu ilustrado." Se cambió la columna estípite por las columnas clásicas: dórica, jónica o corintia y se abandono del tezontle rojo y la chiluca gris por la cantera. La escala majestuosa y las grandes dimensiones continuaron como un símbolo del prestigio y poder real pero se cambiaron los espejos, los cristales y la madera dorada por el mármol blanco, el bronce y la madera natural; así como la rica policromía y los tonos pastel se abandonaron por tonos más sobrios.

Características del Neoclasicismo

     No es la primera vez en el curso de la historia que se vuelven los ojos a los valores del clasicismo griego y romano. El Renacimiento, por causas y con ideales diferentes, exploró ese campo trasformándolo en algo suyo, personal y espontáneo y lo sublimó con gran genio. En el siglo XVIII interviene el espíritu de la Ilustración, de la racionalidad, del análisis del arqueologismo, muchas veces congelado con las prescripciones de las academias que se fundaron en esta época. En el campo de la pintura y de la escultura se puede resumir su actitud como la "preeminencia del dibujo sobre el color, del contorno sobre el rasgo, del volumen sobre la mancha, de la composición sobre la impresión y del desnudo humano idealizado sobre todo lo demás".
     Los escritos, dibujos y cursos que aparecieron en esa época, suscitaron discusiones y polémicas que en el fondo eran la interrogante de la esencia de la arquitectura y del futuro camino de ésta. La respuesta se encauzó, lamentablemente, con un criterio historicista, pero tuvo la virtud de hacer repensar conceptos de teoría de la arquitectura y de su correspondiente filosofía. Summerson dice a este respecto: "el uso del lenguaje clásico de la arquitectura, ha implicado en todas las épocas que han alcanzado cierta elocuencia, una cierta filosofía. No podemos usar amorosamente los órdenes a menos que los apreciemos, y no podemos apreciarlos sin estar convencidos que encarnan algún principio absoluto de verdad o belleza. La fe en la autoridad fundamental de los órdenes ha adoptado diversas formas; la más simple puede expresarse en estos términos: Roma fue la más grande, Roma fue la más sabia. La profunda veneración por Roma es clave de gran parte de nuestra civilización
     El mismo autor hace arrancar esta filosofía de un jesuita francés, Laugier, quien en su "Essai sur l'architecture" (1753) yéndose hasta los orígenes de la cabaña primitiva, propugnaba una arquitectura estructurada sólo con vigas, pies derechos y techumbres, suprimiendo los muros; es decir, una arquitectura racional, sincera y que valoriza el espacio. Summerson llega a decir de este tratadista que: "pienso que deberíamos considerar a Laugier el primer filósofo de la arquitectura moderna"
     El arquitecto Soufflot trató de realizar esta teoría en el Panteón de París (1755-1781) con órdenes de columnas exentas interiores que reciben directamente las bóvedas, suprimiendo casi los muros de carga en la fachada y colocando grandes ventanales (posteriormente cegados con muros). En el Museo Antiguo de Berlín, Schinkel, hace una caja transparente con pórticos de columnas exentas (1822-28). Por último, la High School de Edimburgo, es otro de tantos ejemplos que podrían mencionarse de seguidores de la teoría de Laugier. 
     Los ideales de una estructura clara y sincera estaban a la vista en los templos griegos con las columnas exentas... La admiración por lo clásico se manifestó también en una depuración del sistema compositivo (en relación con el barroco) a base de espacios regulares, de trazos geométricos puros, de ejes de simetría y de proporciones armónicas según los cánones de los tratadistas. Estas proporciones se ostentan más visiblemente en los órdenes arquitectónicos que constituyen propiamente el lenguaje de las formas del neoclasicismo.

Los órdenes como lenguaje

     Cuando se habla de órdenes se hace referencia a la combinación de columnas (capitel, fuste y base) con el entablamento (arquitrabe, friso y cornisa), es decir, del elemento sustentante y el sustentado. 
     Algo carismático deben tener los órdenes clásicos en sus diversas combinaciones, ya que han sido utilizados y maniobrados por grandes artistas en casi todas las épocas de la arquitectura occidental. Puede ser que el misterio de su atractivo radique en parte en ser elementos escultóricos de refinado gusto que se crearon -en simbiosis- como elementos arquitectónicos constructivos, los cuales, a la vez que se prestan a un gran número de combinaciones con otros elementos (arcos, machones, pedestales), no pueden ser modificados en sus proporciones a riesgo de anularlos.
     Aunque hoy nos parezcan un poco inútiles las discusiones y polémicas que sobre las proporciones de los órdenes y su debido empleo se suscitaron al advenimiento del neoclásico, en su tiempo el tema tenía gran importancia dado que aquéllos eran los elementos básicos de la composición.
     La dificultad en el empleo de los órdenes radica en que cada caso particular requiere talento y estudio para conservar las proporciones armónicas entre todos los elementos entre sí, así como con el conjunto del edificio. Piénsese en las alternativas entre columnas, pedestales, altura de arcos, machones, intercolumnios, etc., que se tienen que manejar para consolidar una estructura y lograr proporciones, volúmenes y espacios estéticamente bellos. A propósito de estas reflexiones, Summerson afirma: "No puedes jugar al original con los órdenes. Tienes que digerirlos tan perfectamente que al final no queda sino la esencia..."; pero, al mismo tiempo: "no puedes copiar; si lo haces, te encuentras preso. Esto significa trabajar mucho, pensar mucho cada línea en las tres dimensiones, y en cada juntura y no puedes dejar de lado ni una sola piedra... Alteras un solo rasgo (cosa que siempre tienes que hacer) y entonces has de reajustar todos los demás con cuidado e inventiva. Así que no es un juego, al menos no un juego que puedas jugarlo a la ligera". Sir Edward Lutyens dice en una carta a un amigo: "La comprensión de la regla es un factor básico en la creación de los grandes edificios clásicos, pero el desafío a la regla es el otro..."

Modalidades del neoclasicismo

     Por lo anteriormente dicho acerca del entusiasmo y amor por lo clásico en esa época, no se piense que fue una expresión general y uniforme en Europa. Conservando en común el empleo de una gramática clásica, cada país lo va interpretando conforme a su propio genio y según las diferentes fuentes historicistas de inspiración. 
    Antes de pasar a describir las diversas corrientes del neoclasicismo, debe hacerse justicia a un grupo de arquitectos franceses de esa época, que por buscar la esencia de la arquitectura no se plegaron al criterio historicista de emplear las formas clásicas. Estos "arquitectos visionarios", como se les ha llamado, constituyen una excepción. En sus proyectos no emplearon el lenguaje de los órdenes clásicos, sino volúmenes geométricos puros, de gran audacia. Véase a continuación lo dicho por Collins, en su libro Los Ideales de la Arquitectura Moderna: "La arquitectura de finales del siglo XVIII se distingue por la obra de arquitectos como John Soane, Boullée, Ledoux y Durand, cuyos puntos de vista eran inequívocamente revolucionarios más que reformistas y cuyo anhelo no fue mantener la tradición, sino rehacer esos principios en sí mismos. No tuvieron muchos seguidores... incluso las formas arquitectónicas con las que expresaron sus ideales fueron abandonadas... pero estos arquitectos pueden llamarse justamente los precursores de la arquitectura moderna, pues aunque el gran periodo de historicismo separa su arquitectura de la de Le Corbusier y el Bauhaus, puede decirse que aquélla no tuvo precedentes y fue literalmente la arquitectura de una nueva era." Fueron, por tanto, una excepción meritoria dentro del ámbito europeo y era natural que no prosperasen sus ideas en un ambiente historicista; habría que esperar nuevos tiempos y una verdadera revolución en los conceptos plásticos y de los materiales constructivos. 

     La corriente inicial más importante en el neoclasicismo es sin duda la inspirada en los elementos del clasicismo griego. Este movimiento fue impulsado por los libros de Leroy, Stuart y Revett y Dumondt, todos referentes a los monumentos griegos, antigüedades de Atenas y las ruinas de Paestum. Todos propugnaban el valor superior de la arquitectura griega sobre la romana, insistían en la necesidad de estudiar la arquitectura en sus manifestaciones primitivas griegas (Pestum), con módulos y órdenes cuyas proporciones diferían de las expuestas por el romano Vitruvio y daban solidez, simplicidad viril y severidad impresionante en las construcciones.
Esta corriente románticamente aliada a la futura independencia de Grecia se identificó con los ideales de libertad y democracia, y se manifestó particularmente en Alemania con la construcción de la Puerta de Brandenburgo (Langhaus 1789), el Walhalla de Ratisbona o la Gliptoteca de Munich (Von Klenze). Igualmente la siguieron las colonias inglesas de América del Norte, ya independizadas, como modelo de sobriedad republicana. 
     En el campo de la escultura, esta corriente fue de indudable importancia. Los análisis de Winckelmann sobre la escultura griega como súmmum de la belleza, van a influir decisivamente en la formación de escultores de la época como Cánova y Thorwaldsen, y de una manera indirecta a la estatuaria romana en las academias que enseñaban esta disciplina. 
     Otras corrientes, tales como el historicismo romano y el neorenacentista (aunque parezca redundancia), fueron más apropiadas para los nuevos problemas que se presentaron en el siglo XIX. En efecto, los sistemas de bóveda, arcos y cúpulas combinados con órdenes de columnas no exentas, o con macizos de muros, se prestaban más a los nuevos géneros de edificios que requerían claros o espacios internos más amplios, tales como las cámaras de diputados, los museos, las bibliotecas públicas, etc.
     En Francia, país de la "justa medida", el neoclasicismo es más bien una depuración de lo decorativo siguiendo su tradición renacentista y su agudo sentido de la proporción. Ejemplos como el Petit Trianon o el ya citado Panteón, en París, siguen la magnífica tradición del arquitecto Gabriel, autor de los edificios de la Plaza de La Concordia, o de la columnata del Louvre, de Perrault. Excepción historicista grecorromana es la Iglesia de La Madeleine (Templo de La Paz) que desborda la escala tradicional y es ya una muestra del "monumentalismo" de la época napoleónica.
     Fenómeno paradójico es que en Italia, fuente de inspiración de todos los teóricos del historicismo clásico, es donde en menor grado influyó ese entusiasmo por lo clásico. Quizá precisamente por serlo ya de depurada tradición y haber sabido usar el barroco espacialmente, es que se identifica con esta corriente y la mezcla al neoclásico. Del propio Piranesi propagador y propugnador del arte romano, dice Pauli (Arte del neoclasicismo y romanticismo): "la visión de Piranesi continúa siendo fundamentalmente barroca, es decir, Piranesi... ve la obra de arte primera y principalmente como un valor espacial." Dato interesante es señalar que la Fontana de Trevi, en Roma, de un barroco exquisito y depurado, se terminó en 1761, es decir en el período inicial del neoclasicismo. 
     En Nápoles, tan próxima a las ruinas pompeyanas, en 1752 se termina el Palacio de Caserta, de composición barroca y depurado clasicismo. Este palacio puede darnos la pauta de la influencia italiana en España, ya que se terminó cuando reinaba en Nápoles el futuro rey Carlos III de España.

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