Artista prácticamente autodidacta, nacido en 1956 en Jerez de la Frontera, Cádiz - España. Su ironía y figuración explícita podrían interpretarse como fácil, retórico y carente de profundidad. Pero, muy al contrario, Juan Ángel de la Calle, aborda en cada una de sus obras, las últimas fronteras del arte contemporáneo: la distopía y el meta-arte. Esas dos fronteras, como tantas otras, las estableció Marcel Duchamp en el primer cuarto del siglo XX.
"El ejemplo paradigmático de distopía nunca existió". Debía haber sido un urinario de porcelana expuesto en la muestra de artistas independientes de 1917 en Nueva York. El urinario permaneció oculto durante la exposición y de él solo nos queda la foto que le hizo Stieglitz antes de tirar la pieza a un basurero. En resumen, la distopía (los objetos que están donde no deben, las personas habitando un paisaje que no les corresponde) se halla en el mismo origen del arte moderno y no es casual que de ella surgiera la pregunta que ha acompañado a todo objeto artístico que se precie desde entonces: ¿Esto es arte?
Según, Luis Salvador Carulla, los pocos artistas que se atreven a hacer de la distopía un motivo de su obra, oscilan entre dos corrientes opuestas: la del espanto y la de la carcajada. Pero, Juan Ángel González de la Calle aborda la distopía desde un lenguaje radicalmente personal que, como el esperanto, suena familiar y extraño al mismo tiempo. "La distopía que retrata no produce disgusto ni carcajada, sino un enorme sentimiento de ternura, de empatía, de humanidad".
El meta-arte es otro campo que transita Juan Ángel González de la Calle en sus cuadros. El origen del meta-arte cognitivo (la obra como un pozo de significados explícitos e implícitos), se halla en el readymade de Duchamp de una postal de la Mona Lisa con bigote. Douglas Wolk ha rescatado este concepto para referirse a la impresionante combinación de estilos y de significado en la novela gráfica de culto “Asterios Polyp”, de David Mazzuchelli . En "Debido al fuerte viento reinante" de Juan Ángel de la Calle, cada obra es un salto vital sobre espacios que son al mismo tiempo cercanos y distantes.
El pingüino intentando subirse a la palmera tropical frente al Castillo de San Sebastián de Cádiz nos habla ¿del cambio climático?, ¿del urbanismo desenfrenado?, ¿de la perseverancia?, ¿de los documentales sobre especies en extinción?, o, posiblemente, ¿del amor?.
El pingüino intentando subirse a la palmera tropical frente al Castillo de San Sebastián de Cádiz nos habla ¿del cambio climático?, ¿del urbanismo desenfrenado?, ¿de la perseverancia?, ¿de los documentales sobre especies en extinción?, o, posiblemente, ¿del amor?.
La nueva obra de Juan Ángel González de la Calle aporta lo suyo en el pozo de los significados a la vez posibles e imposibles, como las paradojas de Humpty y Dumpty en Alicia en el País de las Maravillas… "¿Y si el origen del arte contemporáneo no estuviera en Duchamp sino en Lewis Carroll? Tal vez estos pingüinos tengan la respuesta".
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