"Un perro andaluz": ecos de sus ladridos

Estrenada en junio de 1929, su director es Luis Buñuel (coguionista junto a Salvador Dalí). Con 29 años era licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid y había estudiado cine en París. Al estreno concurrió un público selecto y la película causó buena repercusiones, André Brotón la calificó como "el primer film surrealista".

El film y su contexto
Hacía 10 años había culminado la primera guerra mundial, y también el fin de una cierta visión del mundo "ingenua", nada podía volver a ser igual después de tan magno desastre. Desde varias disciplinas surgen nuevas mentalidades críticas interesadas en querer cambiar el "estado de las cosas". Desde 1910 Freud comienza a hablar del inconsciente y las pulsaciones reprimidas, de los sueños y los deseos prohibidos. Einstein formula la Teoría de la Relatividad en 1915, el dadaismo plantea destruir el arte tal como se lo concebía. Lenin proclama la Revolución rusa en 1017 y Gandhi reivindica la lucha no violenta para la independencia de la India en 1920.
Se desarrolla la Bauhaus y el Expresionismo alemán, y cobraba fuerza el surrealismo. Eran tiempos de vanguardias y revoluciones sociales, políticas  y culturales.
El cine ya hacía tiempo que se había consolidado como disciplina estética, se había vuelto esencialmente narrativo con Griffith, comedia con Keaton y Chaplin, materia de experimentación y terreno de hallazgos formales con Weine, Lang, Eiseinstein. En este contexto irrumpe "Un perro andaluz".
Buñuel presenta "Un perro andaluz" consciente de que se trataba de algo inédito, expresaba algo hasta ahora jamás dicho. Los filmes anteriores "vanguardistas" eran más bien ensayos estéticos casi didácticos.  "En este caso las premisas del movimiento del levadas hasta las últimas consecuencias, de acuerdo a ellas resulta la obra artística". El film no quiere agradar, quiere provocar, crear en el espectador repulsión.

Una imagen convertida en icono
La primer imagen de esta película es la foto de la navaja cortando el ojo en primer plano. Después, de más de 80 años, sigue causando impresión.  ¿Qué es lo que buscaba Buñuel con esa secuencia? Abre con una leyenda que dice: "Érase una vez". Como si fuera un cuento clásico.  Así el texto plantea seguridad al espectador de que se contará una historia como siempre se hace, pero lo que seguirá será un hombre- Buñuel- afilando una navaja para luego seccionar el ojo de una mujer. Así, el marco inicial es una trampa, un sacudón para el  espectador, que verá el resto del film bajo esos efectos. Que sea el ojo el órgano elegido, está cargado probablemente de significado y símbolos, estrechamente ligado al rol de la visión y el valor que este tiene en un cine aún fundamentalmente mudo. Si consideramos la historia que narra el film en su conjunto, podríamos   encontrar significados y sentidos... Aunque fragmentarios e inconexos en muchos aspectos, tienen su propia lógica...como sucede con los sueños, es posible ensayar una interpretación o varias. Clima que se repite a lo largo del film.
Pero lo importante no pasa por lo que se quiso decir, sino, más bien, por lo que efectivamente logró Buñuel: aplicar al cine una manera de entender el arte, y llevarlo hasta las últimas consecuencias. Quedando como un film originalmente surrealista.

Material elaborado gracias al aporte de: "La Pupila", Año 2, diciembre de 2009, Montevideo. Daniel Elissalde: "a 80 años del estreno de "Un perro andaluz".
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