Así como los paisajes sobre la naturaleza y la tierra han sido un tema recurrente en la historia del arte, también los paisajes urbanos (con sus edificios, construcciones, actividades típicas, etc.). En el arte Occidental, se destacan los períodos de las ciudades medievales, las representaciones de burgo y el crecimiento urbano de los siglos XVIII y XIX. Dejaré de lado, en esta ocasión, a la fotografía que tienen una importante lista de maestros dedicados a la fotografía de espacios urbanos, para concentrarnos en las representaciones pictóricas.
GERRIT BERCKHEYDE, "La plaza del mercado y la Grote Kerk en Haarlem".
El cuadro es más que un simple y cuidado recuerdo de los edificios de Haarlem; el artista crea una animada escena, con los vecinos, bajo el sol brillante de invierno. La gente pasea, charla o intercambian mercancías. El espectador parece estar en el medio de una la plaza, donde no hay caos ni movimientos violentos. El equilibrio parece aunarse con estos hombres de negocio.
CANALETTO (ANTONIO CANAL), "Venecia, la Iglesia de la Caridad de San Vital".
Canaletto ha pintado varios cuadros de género de paisajes urbanos; pero éste caso es atípico, así como importan los edificios y la construcciones, también son importantes las actividades que están realizando estos personajes anónimos (una mujer lava ropa, otra saca agua de un pozo y otra atiende a un niño que llora). El cuadro ha sido conocido durante mucho tiempo como "El Patio del picapedrero", pero no hay ninguna prueba que el mismo hubiera existido. Los canteros de la construcción de la Iglesia de San Vital trabajaron en ese escenario solo un tiempo y la obra ya estaba terminada cuando la Canaletto pintó el cuadro, en 1730.
Cabe mencionar, que no siempre la ciudad o el espacio urbano ha sido el tema protagonista, muchas veces este servía de contexto o soporte para representar otros temas (históricos, retratos de personajes o conmemoración de algún festejo). En buena medida son los impresionistas, y la importancia que le otorgarán al espacio al aire libre, los que tomarán a lo urbano con sus variaciones de luz, como protagonistas centrales. En el siglo XX la ciudad y lo urbano serán tema recurrente como crítica a los modelos culturales predominantes.
CAMILLE PISSARRO, "La plaza del Théâtre Français".
Camille no tenía un interés especial por las particularidades arquitectónicas de la ciudad ni por los rincones pintorescos. Lo que le interesa es reflejar la vida, el movimiento y los factores que determinan la impresión sobre la imagen real y contemporánea de la urbe. Se destaca el punto de vista seleccionado, el ángulo que elige para representar (típico picado si fuera una toma cinematográfica). Aquí el artista encierra la composición con un edificio grande y concentra la atención en el movimiento de las avenidas. Como ejemplo del impresionismo, se destacan los juegos de luz, las manchas y sombras que dan movimiento. La obra sólo representa un pequeño rincón de Paris pero de forma tan dinámica y natural que nos permite sentir la vida de una gran ciudad.
ALBERT MARQUET, "Día de lluvia en París".
Empezó su carrera artística casi simultáneamente con Matisse. Ambos integraron el grupo fauvista, aunque, según Albert Marquet, el color no era su único objetivo plástico. Esta obra fue realizada en 1910 y se destaca la extraordinaria riqueza de tonalidades, comenzando con el color plateado del día lluvioso. La masa de la catedral de Notre-Dame como una densa pintura gris, armoniza con las tonalidades utilizadas para las barcazas, con las aguas del Sena y el cielo encapotado. La superficie dorada del malecón y los débiles rayos de sol, completan la tonalidad de este paisaje.
PIET MONDRIAM, "Broadway Boogie Woogie".
Fue el último cuadro que realizó Mondriam. Al escapar de la 2da. Guerra Mundial llegó a Nueva York en la década del 1940, y rápidamente conoció el boogie woogie, un estilo de blues basado en el piano rápido y bailable. Así introdujo lo que él llamaba "boogie woogie" a sus pinturas. Este cuadro quiebra la severidad de las líneas en negro que había sido su sello, convirtiéndolas en brillantes segmentos de colores primarios puros, en un intento por plasmar el carácter alegre que él relacionaba con la vida estadounidense. Así crea un pulsante ritmo y una vibración óptica que parece resaltar las intersecciones, como lo hacen las calles de Nueva York. Recomiendo ver recreación en 3 dimensiones.
EDWARD HOPPER, "Los noctámbulos".
La vida de Hopper transcurrió en Nuva York y si bien esta obra no representa un lugar verídico de la ciudad, creo que merece la pena estar presente en este capítulo ya que el concepto amplio de ciudad y de urbanidad son el eje temático de la obra. Nadie pintó como él la deshumanización de los sitios públicos y de lo urbano. Personajes incomunicados, casi como maniquíes, solo aparecen privilegiados por la luz (en un entorno de oscuridad), que está presente, como si a pesar de todo, fueran los protagonistas.
PAEZ VILARÓ, "Conventillo Mediomundo".
Con un estilo libre y propio nos concentra la atención en un lugar específico de la ciudad de Montevideo: el conventillo mediomundo. Atraído por la obra de su compatriota Pedro Figari, se inició en la pintura en los 40, con temas folklóricos: escenas camperas, pericones, caballadas y yerras, hasta que la vida del negro uruguayo pasó a acaparar casi toda su producción. Instalado en la pieza "Yacumenza" del conventillo "Mediomundo", un viejo caserón habitado por familias de la colectividad afro-uruguaya (hoy demolido), pintó decenas de cartones sobre el candombe, las lavanderas, los velorios o casamientos. El vigor de su mensaje, la personalidad de su obras, merecieron que fuera distinguido internacionalmente. Pocos lugares hay tan particulares, como el conventillo, donde lo público y lo privado se mezclan. Garabatos simples y colores alegres nos invitan a espiar.
Texto realizado por la docente Claudia Solís Umpierrez tomando como referencia: -"El mundo de la Pintura: Los grandes temas del Arte Universal" Ed. Océano. -"Historia del Arte" de E. H. Gombrich. Ed. Phaidon. -Taschen Posterbook - "por amor al arte", Ed. Atlántida S.A. 1999.
Para las vistas urbanas, quizás sea Pisarro el mejor paisajista, con esas maravillosas vistas de París. También me ha gustado mucho la visión de Brodway de Mondrian. Un cordial saludo, desde el otro lado del charco.
ResponderBorrarPaco, como siempre un placer leer tus comentarios, un abrazo desde este pequeño rincón del mundo.
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