Estas se inician antes de 1789, pero
es la Revolución
Francesa la que ejercerá mayor influencia en el resto
del mundo. En el siglo XIX se concretan y vivencian varias experiencias
transformadoras que ponen fin al Antiguo Régimen y la Monarquía Absoluta
en detrimento de la división de poderes, aparecen las Constituciones escritas
en varios estados y el sufragio censitario como mecanismo de elección y de toma
de poder.
Estas revoluciones permiten
a la burguesía acapara un poder, que hasta
ahora parecía vedado para ella: el político; si a ello le sumamos el fortalecimiento que ostenta en el sector
económico, gracias a la revolución industrial, comprenderemos porqué se afirma
que es la burguesía la clase social que se consolida durante todo los siglos XVII y XIX.
Esta revolución forma
parte del concepto anterior de “revoluciones
burguesas”[1], pero merece un
tratamiento aparte por lo significativo de sus transformaciones. Si bien surge
en Inglaterra, rápidamente se extenderá por toda Europa y fuera de ella en las
últimas décadas del siglo XIX (por ejemplo: Estados Unidos y Japón). Inició como un profundo cambio en el área económica, modificando el sistema de producción
artesanal por el fabril, el maquinismo puso fin al trabajo manual que no podrá competir con el sistema en serie de producción industrial. Poco a
poco, las fábricas aparecerán como parte del paisaje de las principales
ciudades europeas.
Pero,
la revolución industrial produjo cambios radicales, no sólo en lo económico,
sino en todos los aspectos que conforman la sociedad, creando un nuevo modelo
de vida signado por:
-gran desarrollo
industrial y minero,
-aumento de la
producción y de la productividad,
-crecimiento de las
ciudades y el desarrollo urbano,
-mejoras en el
comercio regional e internacional,
-enorme crecimiento de
la población producido por la caída de la mortalidad _ especialmente infantil_,
mejora en la alimentación, higiene y desarrollo de la medicina…, una elevada
tasa de natalidad, entre otros aspectos...
La sociedad industrial-capitalista se estructurará en dos grandes clases sociales antagónicas. Por primera vez, la brecha entre ambas estará basada en el dinero, en la posesión de bienes y capital y no en la sangre o la herencia (característica típica de la sociedad estamental del Antiguo Régimen).
En la cúspide de la
pirámide social encontraremos a la burguesía:
• Burguesía: sustituye a la
nobleza como clase dominante y pasa a controlar la economía y la política. Son
los dueños de los medios de producción y los principales beneficiados tras los
cambios sucedidos en los siglos XVIII y XIX.
Como “oposición” surge una nueva clase social:
el proletariado.
• Proletariado: son los
trabajadores, los obreros de las fábricas o los “dueños de la fuerza de trabajo” que venden a cambio de un salario.
La gran mayoría proviene del campo, ex campesinos que han emigrado a la ciudad
en busca de trabajo o ex artesanos que ante la competencia fabril pasan a vivir
en barrios marginales en las ciudades, en condiciones miserables.
Los
conflictos entre ambos sectores sociales marcarán, en buena medida, el rumbo de
los siglos XIX y XX.
Las
transformaciones económicas, políticas y sociales moldean la conformación de grandes relatos que explican, justifican o critican la sociedad de
clases y proponen o aspiran a una sociedad nueva. Esos grandes relatos,
clasificados como Ideologías serán
de capital importancia para entender varios acontecimientos sociales del siglo
XX, desde revoluciones, guerras, guerrillas, dictaduras, etc.
Para
la burguesía los preceptos del Liberalismo
les identifican: derecho y respeto a la
propiedad privada y la igualdad ante la ley, acepta la desigualdad social y cree en el libre mercado como motor de la
economía. Como contrapartida se desarrollan ideologías que tienen un fuerte peso en el movimiento social y de
crítica a la sociedad decimonónica: Marxismo
y Anarquismo; ambos ideologías critican a la burguesía, la propiedad
privada y la desigualdad social, teniendo una gran identificación con el
movimiento obrero; pero sus diferencias también serán un sello identitario,
especialmente en aspectos como el rol del Estado, la toma o no del poder, entre ellos: el primero, propone la dictadura del
proletariado tras la conformación de un único partido político de los trabajadores
que mediante la toma de poder logrará una sociedad Comunista, mientras que el
anarquismo se muestra contrario a la existencia del Estado e instituciones
jerárquicas y no cree en los mecanismo de sufragio ni representación parlamentaria.
De forma paralela se desarrolla el sindicalismo y un importante movimiento
obrero, además de diferentes propuestas como las asociaciones de ayuda mutua,
pasando por el cooperativismo, hasta movimientos sufragistas feministas.
Consolidación del sistema económico Capitalista
El campo deja de ser el principal
medio de producción. El Capitalismo, tanto comercial, industrial como
financiero se desarrolla de forma espectacular. Las ciudades crecen
enormemente, siendo los centros de vida económica. Se produce la concentración
industrial y aparecen las sociedades anónimas y grandes conglomerados
empresariales que controlan grandes capitales (Cartel, Trust, Holding) para
la realización de fuertes inversiones que se desarrollan en las Bolsas de
Valores y las Acciones.
Si
un aspecto marca de forma contundente el siglo XVIII y XIX, y se transmite
hasta nuestros días, es el espectacular avance de la ciencia y la tecnología. Además
de los múltiples adelantos que modifican la vida cotidiana, los aspectos más
significativos son la utilización de nuevas fuentes de energía, por ejemplo: el
petróleo, la electricidad, la importancia de acero y la industria siderúrgica, así como la estrecha relación que
se dará entre ciencia-tecnología y producción (la ciencia aplicada a
la producción industrial). Se desarrolla un importante espíritu científico y una especie de fe
ciega en el progreso tecnológico como sinónimo de progreso social. Avances que
serán aplicados a los transportes y las comunicaciones, a la medicina, a la
ingeniería y arquitectura, pero, también a la industria bélica que dará muestra de su gran
potencial con las Guerras
Mundiales.
[1] Concepto
historiográfico originado por la escuela
del materialismo
histórico o de vertiente marxista que se utiliza para afirmar que el
componente social dominante en los movimientos revolucionarios que corresponde
a la burguesía.
super bien explicado y los esquemas muy utiles!! gracias
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