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El sueño, 1910 |
Henri Rousseau (1844-1910), hijo de un hojalatero, su formación artística es autodidacta. Después de ocupar un puesto en el Departamento de Impuestos y Aduanas en París, por ello llamado "
el aduanero", se aficiona a la pintura. Consigue su carné de copista para el Louvre y se da a conocer como retratista de la pequeña burguesía local. Signac lo presenta al
"Salón de los Independientes" de 1886 y expone reiteradamente como artista versátil y prolífico. Trabaja minuciosamente sus obras desde el punto de vista técnico debido a su admiración por la pintura académica. Su obra se caracteriza por ser de temática variada, desde escenas cotidianas de la ciudad de París y sus afueras, retratos o cuadros de género, además de temas exóticos y simbólicos, como "
La gitana dormida" (1897) y "
El sueño" (1910), que anticipan el vocabulario y la imaginación surrealistas. Sus contemporáneos lo rechazan como pintor ridículo; sin embargo merece la consideración, durante los últimos años, de vanguardistas e intelectuales del círculo de Picasso y Apollinaire por su originalidad, espontaneidad y fantasía poética. Es el más célebre de los pintores naïf (denominación que se aplica a la corriente artística caracterizada por la búsqueda de la candidez y la ingenuidad; por la espontaneidad, el autodidactismo de los artistas, los colores brillantes y antinaturalistas, y una perspectiva acientífica.) y será referente para los artistas de las vanguardias.
Si bien se tardó mucho tiempo en ser aceptado por la crítica parisina, tuvo una importante influencia en artistas posteriores como Picasso, Léger, Ernst o Magritte y hoy está considerado un precursor de la modernidad gracias a sus novedosas técnicas compositivas: re-definió el espacio pictórico ordenando sus elementos desde el fondo hacia el primer plano, un método que adoptarían posteriormente los cubistas y a su original método de trabajo, consistente en transferir de un cuadro a otro motivos individuales como hojas, árboles, figuras e incluso elementos de la composición al completo y combinarlos creando composiciones pictóricas nuevas, con una técnica minuciosa y naturalmente refinada.
Como este año se conmemorará el centenario de su muerte, expongo, como humilde homenaje, algunas de sus obras.
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La guerra. La cabalgata de la discordia, 1894 |
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Yo mismo. Autorretrato de 1890 |
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La gitana durmiente, 1897 |
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Scout atacado por un tigre, 1904 |
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Una mujer camina en un bosque exótico, 1905
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Retrato de Joseph Brummer, 1909 |
http://www.ibiblio.org/wm/paint/auth/rousseau/
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