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Características del Arte Románico

Juicio Final (1130).
Portada de la Abadía de San Pedro.
(Moissac, Francia)
Iglesia de San Clemente
(Taull, Lérida).
Hacia 1123
Un arte al servicio de la religión
Debemos ubicarnos en Europa Occidental en torno al año 1000. Por todas partes (salvo excepciones) la importancia de las ciudades ha decaído, mientras predominan las pequeñas comunidades asentadas en aldeas y villas, dedicadas a las tareas agrarias y sometidas al poder de un noble o de un monasterio. El comercio se ha reducido a su mínima expresión, así como el uso de la moneda, y los niveles de vida y cultura han decaídos concentrados en pocas manos. Es, en este mundo de campesinos, donde se desarrollará el arte románico, "el primero de los denominados estilos europeos, dada la difusión que alcanzó en una gran parte del occidente continental". Si nos adentráramos en una comunidad aldeanas, dejando de lado el castillo donde el noble controla su feudo, "sólo un edificio llamará nuestra atención: la iglesia". No es de gran tamaño, pero está realizada en piedra y parece hecha para durar, si lo comparamos con las pobres viviendas campesinas. La construcción simboliza, por un lado, a la comunidad que la ha levantado y que en ella se reúne para la misa de los domingos; por otro, representa, sobre todo, el poder de la Iglesia. Otros ejemplos de la importancia religiosa en la sociedad alto medieval europea es los monasterios, dispersos por el territorio y organizados casi de forma autosuficientes.
Para fines del siglo XII, el arte románico se ha extendido también a las ciudades, sobre todo a aquéllas que se hallan en las rutas de peregrinación. En ellas, "la iglesia se ha convertido en catedral y su tamaño ha aumentado considerablemente".
En el románico, "la arquitectura juega un papel fundamental, mientras que la escultura y la pintura se supeditan a ella. De este modo, el templo románico sintetiza a la perfección la mentalidad de una época y de unos hombres para quienes Dios (y, por tanto, la Iglesia Cristiana, que lo representaba en la tierra) era el supremo poder, más allá de las fuerzas temporales que los nobles o los propios reyes pudiesen tener."

Escultura y pintura: la religión a través de las imágenes
Tímpano. Iglesia de la abadía de la Santa Fe. (1135). Francia
Majestad Batlló.
Mediados siglo XII
En una sociedad donde predominan los campesinos, que en su mayoría son analfabetos, las palabra del sacerdote se van a ver complementadas con las imágenes. Ese es el fin de la escultura y la pintura románicas: servir de adoctrinamiento visual, empleando la imagen al servicio de la religión.
Pantocrátor. (1123). Iglesia de San Clemente.
Taull, Lérida
Predominan las imágenes en las portadas de las iglesias y catedrales, de manera que los fieles puedan contemplarlas ya antes de entrar en el templo: relieves que muestran, por lo general, que "Jesucristo ha de volver una segunda vez a la tierra y que lo hará para juzgar a los vivos y a los muertos". Ese es el sentido del Pantocrátor o Cristo Juez que encontramos en muchos de los tímpanos románicos. Un modelo semejante se desarrollará también en los ábsides, espacios que cierran el presbiterio y hacia donde se dirigen las miradas de los fieles durante las ceremonias religiosas, aquí se recurrirá habitualmente a la representación pictórica. Pero el románico aprovecha otros soportes y otros espacios para difundir la doctrina, ya sean los capiteles de las columnas, los propios muros de las iglesias o las paredes de los claustros monásticos. En ocasiones, se recurre a la escultura en bulto redondo con las mismas finalidades.
Todas estas obras de carácter religioso comparten características similares: carecen de perspectiva, son geométricas y frontales y, muchas veces, la actitud de los personajes es hierática. "Pero, ¿qué importa todo ello si los fieles acaban percibiendo con claridad el mensaje de que o se salvan o acabarán eternamente condenados a las llamas del infierno?"


Arquitectura Románica: la Iglesia
Es la Iglesia la que simboliza, a la perfección, en qué consistió la arquitectura románica y cuáles fueron sus características básicas: una construcción de piedra, con gruesos muros y escasos vanos, por los que una escasa luz logra penetrar al interior del edificio. Desde es punto de vista técnico, las iglesias románicas son de gran simplicidad: los maestros constructores de la época no hacen grandes alardes; antes que nada lo que quieren es que el edificio se les venga abajo. "Por eso el grosor de los muros, por eso la presencia de contrafuertes que los refuerzan..."
Iglesia de San Martín. (1066).
Frómista. Palencia.

Interior de la iglesia de la abadía. de Saint-Georges.
Inicios del siglo XII.
Saint Martins de Boscherville. Francia. 
Sin embargo, tal simplicidad no deja de transmitir  belleza y armonía. "La iglesia es como una cruz alzada en piedra (cruz latina), dividida en naves mediante columnas o pilares, sobre los cuales apean arcos de medio punto, mientras las bóvedas son de cañón sencillo o de aristas. La portada principal suele disponerse a los pies, tal vez acompañada de torres, pudiendo haber otras entradas en los extremos del transepto. En el crucero, el alarde arquitectónico ha podido llevar a levantar un cimborrio, una cúpula si lo vemos desde el interior".
Claustro. Monasterio de Santo Domingo.
(Fines del siglo XI - Comienzos del siglo XII).
Silos, Burgos.
A su vez, en una época en la que la gran mayoría de la población era analfabeta, la iglesia va a convertirse en un soporte material que permite a los fieles ver los misterios de la religión cristiana: la vida y muerte de Cristo, los tormentos que esperan a quienes en la tierra no se ganen el cielo, el juicio final... Los elementos de la arquitectura se transforman relato religioso: el creyente visualiza lo que el sacerdote  predica. 
Con el tiempo este modelo inicial irá cambiando:  por ejemplo con elementos para permitir mayor ingreso de luz o se desarrollaran las catedrales, en ámbitos urbanos, Todas ellas comparten, en distinta medida, estos principios, aunque su tamaño sea mayor y su planta y alzado más complejos.
Catedral. Iniciada en 1064. (Torre de 1173).
Pisa, Italia.

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